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Las Ranas Pidiendo Rey


Vivían muy felices las ranas de Ranilandia en sus lagunas azules, cuando en mala hora, pidieron a Júpiter les enviase un rey.
Sonrió benévolo el dios Júpiter al oír tal pretensión y lanzó al agua una viga para satisfacerlas.
Al oír las ranas el estruendo del madero huyeron espantadas. Pero una de ellas, curiosa por conocer al gran rey, sacó la cabeza y llamó a las demás.
Subieron todas al madero, lo ensuciaron y, gritando a voz en cuello, pidieron otro rey.

Júpiter escuchó sus protestas y les envió una cigüeña la cual comenzó a comérselas una tras otra. Pero las ranas se quejaron amargamente a Júpiter, suplicándole las librase de aquel tirano.
—Sufran las consecuencias de su ruego —les contestó Júpiter—; y ya que con tanto afán pidieron rey, la cigüeña reinará siempre sobre ustedes.
Moraleja:
Dios a cada pueblo ofrece, el gobierno que merece.

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